En diversas ocasiones y espacios he manifestado mi apoyo personal e institucional a las causas feministas, convencido de que solo con el trabajo de todas y todos lograremos abatir las brechas de género.

En este sentido, creo que las acciones afirmativas desempeñan un papel fundamental en la búsqueda de la igualdad de género en México, al igual que en muchos otros lugares del mundo, ya que gracias a ellas se pueden corregir desigualdades históricas y estructurales que han afectado a las mujeres y otros grupos marginados.

Y es que claro que, a lo largo de la historia, las mujeres han enfrentado discriminación y desventajas en diversas áreas, como la educación, el empleo, la participación política y la toma de decisiones.

De esta manera, las acciones afirmativas buscan corregir estas desigualdades históricas al proporcionar oportunidades equitativas para las mujeres, lo cual no solo las beneficia a ellas, sino que también contribuye al desarrollo social y económico de México.

En cuanto al ámbito político, es gracias a estas acciones afirmativas que se ha logrado aumentar la representación de las mujeres, lo que es esencial para garantizar que las políticas y leyes reflejen las necesidades y preocupaciones de más de la mitad de la población en el país, que son precisamente las mujeres.

Actualmente podemos ver cómo mujeres muy capaces encabezan posiciones de toma de decisión muy importantes en el país como la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el Instituto Nacional Electoral (INE), la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), la Secretaría de Gobernación Federal, por mencionar algunos. Incluso las dos principales aspirantes a la Presidencia de la República para el 2024 son mujeres.

A pesar de estos avances significativos, tampoco queda duda que las brechas por abatir para alcanzar la igualdad sustantiva todavía son grandes y hay mucho qué hacer.

Me queda claro que éste es el sentido en el que la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE ha hecho expresa su propuesta de criterios para designar a las y los candidatos a gobernador en las nueve entidades en las que habrá elecciones el siguiente año, bajo la cual pretende obligar a que los institutos políticos postulen a cinco mujeres y cuatro hombres.

Sin embargo, y más allá de que esta iniciativa atente contra la propia autonomía de los partidos y muy en específico de estados como Puebla, en los que ya existe una legislación local, es necesario enfatizar lo tarde que llega, cuando el proceso está encima y los tiempos apremian.

En este sentido, lo primero que hay que considerar es que esta propuesta que hace el INE “a bote pronto” la efectúa sobre las elecciones de 2024, las cuales se tiene previsto sean las más grandes en la historia del país y un hito en la democracia.

Si bien se tiene proyectado aplicar estas medidas sólo sobre las candidaturas a las gubernaturas, lo cierto es que afectarían gravemente la organización de los partidos e incluso de las negociaciones de las coaliciones, en las que participan diversos institutos políticos.

Pero más allá de ello, considero que esta exigencia tan apresurada podría resultar contraproducente al efecto que busca lograr el INE, ya que en varios de los estados hay hombres punteros tanto para la militancia como para el electorado, lo cual llevaría a los partidos a tener que no escuchar a la gente, sino a hacer designaciones forzadas de perfiles femeninos, aunque no cuenten con el reconocimiento ni con el apoyo público.

Lo que es una realidad es que esta lucha tan grande no puede verse empañada por propuestas exprés, que atentan contra las propias atribuciones de instituciones como son los partidos políticos, pero sobre todo contra un sentido democrático y paritario.

Es así que considero que se deberá realizar un análisis profundo de la misma y sobre todo aterrizado a los tiempos que corren y que no se detendrán para que se puedan realizar los ajustes necesarios, si se quiere obtener buenos resultados.

Confío en que se podrán llegar a los acuerdos más adecuados y, sobre todo, a replantear ésta ya atropellada propuesta que finalmente encierra una buena intención en un mal momento.

-Con información de la columna de Carlos Martínez Amador para El Sol de Puebla