Ir al Centro Histórico de Puebla ya no es como antes; eso lo sabemos a quienes nos gusta frecuentar el primer cuadro de la ciudad y su majestuosidad. No por nada fue declarado como Patrimonio Cultural de la UNESCO el 11 de diciembre de 1987.

Es precisamente en este espacio que se puede disfrutar de una amplia muestra del barroco a través de su arquitectura, fusión de los estilos artísticos de Europa y América; pero también por medio de los museos, iglesias, obras artísticas, paseos e incluso de la propia gastronomía.

Estas características la han llevado a ser uno de los destinos sin playa más visitados en el país e, incluso, hace algunos se colocó en el primer lugar en esta categoría que hoy ostentan las Barrancas del Cobre en Chihuahua.

Sin embargo, es una realidad que cada vez se vuelve más complejo visitar nuestro propio centro a los que vivimos en la ciudad, no sólo por la gran cantidad de automóviles que circulan sino, sobre todo, porque cada día se implementan medidas o normas nuevas que te pueden llevar, en el menor de los casos, a ser objeto de una cuantiosa multa.

Fue hace menos de un año que el ayuntamiento anunció el inicio de la operación de los parquímetros, una medida que fue promocionada con el objetivo de mejorar el tránsito en el centro de la capital, la seguridad, el servicio a los visitantes, además de fortalecer la reactivación económica y erradicar la presencia de los franeleros.

Este programa inició en junio y tuvo un mes de “gracia” antes de la aplicación de las multas por el mal uso del servicio. Posterior, en julio, ya inició el cobro del servicio con tarifas que te permitían hacer uso de los espacios sin tener que pagar la primera hora.

De acuerdo con datos de la propia Tesorería Municipal, el ingreso líquido de los parquímetros pasó de un poco más de 185 mil pesos en junio a cerca de 690 mil en julio. En los meses subsecuentes los ingresos mensuales fueron superiores a los 900 mil pesos hasta lograr el mayor ingreso en diciembre con un poco más de 1 millón de pesos.

Sin embargo, la modalidad de la primera hora gratis dejó de estar vigente a partir del 1 de enero del presente año, en el que se empezó a cobrar. Esto se proyecta en los ingresos recibidos en tan solo tres semanas del mes, en los que prácticamente ya alcanzó el millón de pesos.

Estos cambios, en la manera de cobrar el espacio de estacionamiento no son los únicos realizados al programa, ya que a mediados de enero se inició con el uso de “arañas inmovilizadoras” para los automóviles.

Acorde a lo argumentado por las autoridades, estos artefactos solo se utilizarán para vehículos que se estacionan sin placas en la zona de parquímetros a fin de no ser multados.

El problema con no estar atento a la actualización de las reglas de operación del programa es que esto puede repercutir en la aplicación de multas que van de los 20 a 30 Unidades de Medida y Actualización (UMAs), lo que se traduce en sanciones económicas de mil 924 a 2 mil 886 pesos.

Sin embargo, no se trata solo de estar atento a lo que se informa a través de los medios de comunicación, ya que, si uno consulta las reglas de operación del estacionamiento rotativo, publicadas en la Gaceta Municipal, se dará cuenta que no se especifican estos puntos. En éstas se habla de un cobro del uso de los espacios, pero no se establecen parámetros de las tarifas de cobro ni mucho menos las formas de contar o exentar de pago las horas.

En ésta tampoco se encuentra la actualización del uso de las arañas inmovilizadoras; se debe buscar en la gaceta del 25 de diciembre de 2022 para localizar el dictamen de reforma y adición al capítulo 10 “Tránsito municipal, movilidad y seguridad vial” del código reglamentario para el municipio.

Precisamente, en este dictamen, se puede leer que la aplicación de las arañas inmovilizadoras también se hará efectiva a vehículos que porten permisos para circular de cualquier Entidad Federativa. Sin duda esta nueva disposición hará que muchos turistas sean víctimas de esta medida que se aplicará hasta por 24 horas.

Si bien la información cambia y no es clara, no sólo es eso lo que complica cada día más ir al Centro Histórico; también lo hace el mal estado de muchas calles, los autos estacionados permanentemente en doble fila, por ejemplo, en la 10 y 8 poniente-oriente; las calles cerradas y, desde luego, la imperante inseguridad que sigue siendo uno de los principales riesgos de estacionarse en la vía pública.

Esperemos que esta situación cambie y que pronto podamos ver aplicados los recursos que ha generado este programa de parquímetros en el propio Centro Histórico, con lo cual se facilite visitarlo y disfrutarlo para propios y extraños.

con informacion de : Columna de Fernando Manzanilla publicada en E-consulta