1. El beneficio que más van a valorar los profesionales es el tiempo.

El trabajo flexible ya no es un privilegio de unos pocos empleados, sino que se transformó en una demanda general. La generación Z y los millennials lideran el camino hacia el establecimiento de una nueva relación con la oficina, según reportes de Claire Cain Miller Sanam Yar, del New York Times. Experimentos con una semana laboral de cuatro días se están realizando en todo el mundo: Microsoft lo probó en Japón, y el Partido Laborista del Reino Unido incluso lo prometió en su campaña electoral. Por su parte, los empleadores del sector privado que participaron en experimentos a pequeña escala dicen que la menor cantidad de horas no afectó los resultados, sino todo lo contrario. “La benevolencia podría ser beneficiosa para los empleadores”, dice John Pencavel, un profesor de economía de Stanford que ha estudiado la relación entre horas de trabajo y productividad. “La menor cantidad de horas podría no comprometer los resultados. La menor cantidad de horas podría implicar menores costos laborales. No solo se beneficia el empleador, sino que también se beneficia el empleado”.

Las mujeres que trabajan, quienes históricamente han tenido que aceptar recortes en sueldos y promociones debido al trabajo flexible, saldrán beneficiadas. Entre las mujeres con estudios superiores que dejaron sus empleos, el 69% hubiera seguido trabajando si sus empleadores les hubieran ofrecido opciones de trabajo más flexibles, según una investigación de Boston Consulting Group.

“La clave es que los empleadores participen en la búsqueda de formas de trabajo más eficientes”, señala Charlotte Lockhart, impulsora de la iniciativa The 4 Day Week. Su empresa, Perpetual Guardian, ya lo ha puesto en práctica: sus 240 empleados en Nueva Zelanda trabajan cuatro días a la semana. “Todos queremos sentirnos valorados en el trabajo, pero eso no debería suceder a expensas de nuestra vida personal”, opina Lockhart. “Nuestras vidas necesitan una reconstrucción y por fin estamos comenzando a reconocerlo”.

2. La guerra del streaming tendrá sus primeras bajas. 

“En 2020 se gastará más dinero en ficción televisiva original que en toda la década de 1990”, dice el profesor de marketing de NYU Scott Galloway. “En 100 años, recordaremos esta época y la manifestación artística determinante será la televisión”. Este año, Apple y Disney lanzaron servicios para competir con las empresas establecidas: Netflix, Amazon y Hulu; y en 2020 se sumarán HBO Max, Peacock (de NBC) y Quibi. “[Netflix] solía ser la única alternativa y ahora, de repente, la oferta es abrumadora“, dice Galloway. “Todas las empresas más creativas y con mejores recursos del mundo forman parte de este negocio”.

“Para Apple, Amazon o Disney, los servicios de streaming son un señuelo”, explica. Generan fidelidad en los clientes y ofrecen oportunidades de monetización en parques de diversiones, muñecos coleccionables, iPhones o Amazon Prime. “Netflix sigue teniendo la ventaja de haber sido el pionero, pero para las empresas especializadas como el mismo Netflix o Hulu —que no tienen empresas suplementarias y deben pagarles a Apple, Amazon o Google una cuota para llegar a nuestros dispositivos— la guerra del streaming está a punto de volverse sangrienta”.

3. Vamos a hablar más abiertamente sobre la salud mental en el ámbito laboral.

La depresión y la ansiedad solas le cuestan a la economía mundial $1 billón de dólares en pérdida de productividad cada año, según la Organización Mundial de la Salud. Para los empleadores, es un verdadero problema de retención de empleados, y para los empleados, una necesidad cada vez mayor. La conversación sobre salud mental es urgente, impulsada por una nueva generación, sin embargo, sigue siendo incierta. ‘Hay un verdadero temor por parte de las grandes empresas de no estar preparadas para manejar esa conversación de una manera que sea segura para la empresa y segura para el empleado”, dice Aaron Harvey, fundador de Made of Millions Foundation. Harvey publicó una guía de salud mental en el lugar de trabajo después de no haber estado a la altura como empleador él mismo y lanzó la campaña #DearManager en redes sociales para alentar la conversación sobre salud mental.

Sin embargo, hablar sobre salud mental en el trabajo plantea cuestiones de privacidad, responsabilidad legal y discriminación. La psicóloga clínica Ellen Hendriksen recomienda que, por motivos legales, solo el empleado tendría que ser quien comenzara la conversación. Y debido al estigma asociado, los empleados primero deberían tantear la cultura empresarial y decidir si compartir su experiencia implicaría un riesgo. “Acérquense con la información y con un plan de adaptación razonable”, dice Hendriksen. “Es importante no presentar las dificultades de salud mental propias como un acertijo para que tu jefe resuelva”. Y en cuanto a los gerentes, ellos pueden predicar con el ejemplo siendo abiertos sobre sus propias dificultades. Es fundamental crear una cultura de apoyo, con confidencialidad, un plan de adaptación y beneficios similares a los de la cobertura de salud física. “En lugar de actuar como protectores o jueces”, agrega, “les aconsejaría a los empleadores que actúen como líderes”.

4. Comienza la cuenta regresiva del cambio climático hacia 2030 

Desde las huelgas escolares hasta Extinction Rebellion, desde Greta Thunberg hasta el Green New Deal, la presión social exigiendo medidas para frenar la crisis climática se intensificó en 2019 de una forma que, francamente, no habíamos anticipado. Ahora comienza la cuenta regresiva hacia 2030.

En la próxima década, 184 países deben cumplir los acuerdos de reducción de emisiones que firmaron en París hace cinco años para mantener la temperatura global por debajo de los 2°C. Pero esos compromisos no solo no se están cumpliendo, sino que los científicos advierten de que son demasiado laxos y sería aconsejable fijarse 1,5°C como objetivo. Los activistas esperan que la edición número 26 de la Cumbre del Clima de Naciones Unidas, que se celebrará en Glasgow el próximo noviembre, ayude a corregir el rumbo.

“Glasgow será el gran hito para aumentar las expectativas”, explica Oli Brown, científico medioambiental y miembro asociado de Chatham House. “Mantener la presión será clave”, agrega su colega Laura Wellesley: “Si vemos un crecimiento continuo del interés público por el clima y el consumo, posiblemente estemos allanando el camino para la obtención de compromisos bastante ambiciosos”.

5. Tu habilidad para concentrarte será tu aptitud más importante.

Si te encontraste alguna vez en el trabajo mirando fotos en Instagram sin pensar, sin siquiera recordar, cómo llegaste allí, no estás solo. De acuerdo con un estudio de la plataforma de aprendizaje Udemy, dos tercios de los trabajadores admitieron mirar su teléfono durante al menos una hora durante su día laboral. Esto tiene un gran costo para nosotros y nuestros empleadores.

“Cada vez que los empleados toman su teléfono o sucumben ante una distracción, se apartan de su trabajo inexorablemente”, advierte Brian Solis, autor de “Lifescale: How to Live a More Creative, Productive, and Happy Life” (Balance de vida: cómo vivir una vida más creativa, productiva y feliz). “Esto está teniendo un impacto increíble y poco estudiado en la productividad, la creatividad y la felicidad de los empleados”. Sorprendentemente hay pocas investigaciones serias sobre el tema, pero algunos estudios calculan que el costo sobre la productividad asciende a cientos de miles de millones de dólares solo en los Estados Unidos.

“Aunque las distracciones no son necesariamente tu culpa, son tu responsabilidad”, escribe Nir Eyal, autor de “Indistractable: How to Control Your Attention and Choose Your Life” (Imposible de distraer: cómo controlar tu atención y elegir tu vida). Eyal ofrece estrategias que pueden ayudarte a mantener la concentración: dominar tu curiosidad, planificar tu día y hacer pactos contigo mismo o con tus amigos. Ah, y controlar el uso de la tecnología.

6. En compañías de escala sobrehumana, la inteligencia artificial será la única forma de gestionar negocios.

“Estamos siendo testigos del surgimiento de las primeras compañías en escala sobrehumana. Empresas con cientos o miles de millones de usuarios, donde el volumen de trabajo necesario para la evaluación y circulación del contenido alcanza un nivel inmanejable por seres humanos. Para estas empresas, los algoritmos de inteligencia artificial (IA) ya no son un ‘nice to have’ o un ‘catch phrase’, son la única manera de gestionar sus negocios”, dice Santiago Bilinkis, emprendedor y tecnólogo, autor de “Guía para Sobrevivir al Presente”. Bilinkis destaca que antes todas las decisiones eran tomadas por personas, y que ahora lo único que podemos decidir es qué variables debe maximizar un algoritmo. “Eso crea una nueva capa entre estas empresas y los usuarios, y los sistemas de IA de deep learning presentan siempre consecuencias imprevistas y son casi imposibles de controlar por completo”. Para el autor, el gran desafío del próximo año será “empezar a entender mejor los efectos de esta novedad y aprender a vivir con ella, tanto en el  rol de managers como de participantes en las plataformas sociales”.

7. El significado de la carne 

Los productos alternativos a la carne están ganando adeptos entre los consumidores y enemigos en la industria. Varios estados agrícolas de Estados Unidos han aprobado leyes que restringen el uso de palabras como carne, hamburguesa o leche únicamente a productos animales. El sector ganadero ha presentado propuestas similares ante el Congreso de los Estados Unidos y la Comisión Europea. La razón no es trivial: el mercado de los productos alternativos a la carne podría valer en torno a 140.000 millones de dólares a finales de la década, según cálculos de Barclays.

Pero, ¿qué revolucionará el mercado en la próxima década? La llegada de la carne cultivada: carne, cerdo o pollo creados en laboratorios a partir de células animales y sin matanzas de por medio. Eso cambia nuestra relación con la alimentación y la agricultura, y todos en el negocio estarán atentos.

“El sector ganadero considera una amenaza mucho mayor la carne cultivada y ya se está preparando para su llegada”, declara Laura Wellesley, investigadora sobre alimentos del centro de estudios Chatham House. “Mientras tanto”, añade, “las empresas de carne cultivada ya tratan de seducir a los consumidores de carne y están presentes en los pasillos los supermercados y en las carnicerías, y no van a querer que se pongan trabas a su acceso a esas zonas o a esos clientes”.

8. El capitalismo, en el banquillo de los acusados 

“El sistema para hacer que el capitalismo funcione para la mayoría de las personas está acabado”. No, esta cita no es de Elizabeth Warren, candidata presidencial del Partido Demócrata de Estados Unidos: procede de un artículo de LinkedIn que se hizo viral escrito por Ray Dalio, un administrador de fondos de inversión y multimillonario estadounidense. “El mundo se acerca a un gran cambio de paradigma”, advierte Dalio.

  • Opción 1: El capitalismo se reforma a sí mismo, como se prometió en una declaración de agosto firmada por 181 directores ejecutivos. “Las empresas deberían satisfacer las necesidades de todas las partes interesadas, abandonar el cortoplacismo y trabajar para mejorar la sociedad, no solo para beneficiarse de ella”, escribieron los miembros de la Business Roundtable. La avaricia ya no es tan buena. “Las empresas adoptarán esta mentalidad de ‘aumentar el tamaño del pastel en vez de dividirlo’, impulsadas por pruebas cada vez más determinantes de que una buena conducta empresarial contribuye a los resultados”, dice Alex Edmans, profesor de finanzas en la London Business School. “La responsabilidad empresarial no es optativa”.
  • Opción 2: Los votantes, y los gobiernos a los que eligen, tomarán las riendas. En 2020, ni siquiera una red social para profesionales puede evitar hablar de política. En la campaña presidencial de EEUU, la cuestión de los ricos y los pobres vuelve a ser protagonista. A Warren y a su candidato rival Bernie Sanders no les sorprendió la declaración de la Business Roundtable y la consideraron solo retórica vacía. La Ley de Capitalismo Responsable de Warren podría obligar a las empresas a cumplir esas promesas.  “Necesitamos ver hechos concretos para contrarrestar el cinismo”, defiende Jim O’Neill, economista y exministro conservador del gobierno británico. La reforma “no tiene por qué producirse a través de los gobiernos, pero tengo la firme sospecha de que será la única forma de que suceda”, agrega. “Las empresas respetan las normas, y las normas no son lo suficientemente duras”.

9. Cambiará el paradigma del trabajo “para siempre”.

“Si miramos al interior de nuestras organizaciones”, dice Karina Pérez Galindo, directora asociada de la consultoría en Recursos Humanos Robert Half, “es probable que aquellos más experimentados pertenezcan a la llamada generación ‘baby boomer’”. Estas personas tienden a desarrollar su carrera en una misma organización y evitar la rotación. “El modelo a seguir era ‘hacer carrera’ en una compañía hasta jubilarse, pero esa valorada estabilidad hoy está en retirada”, indica Pérez Galindo. “Debemos asumir que nuestro próximo trabajo durará de tres a cinco años”, pronostica la especialista. La estabilidad dejó de ser algo deseado y la búsqueda de nuevas oportunidades laborales será una constante en nuestra vida profesional. “No es casual que las nuevas generaciones no tengan un gran apego a la organización donde laboran. Al ser nativos digitales, son capaces de comprender mejor la nueva economía, sus oportunidades y desafíos. Como estaremos abiertos a explorar y probar el mercado laboral, el tiempo que le dediquemos a una organización debe aportar valor para nuestra empleabilidad”, afirma la ejecutiva.

10. El reconocimiento facial será cada vez más generalizado, y más controvertido.

La tecnología de reconocimiento facial parecería estar en todas partes en estos días. Se está usando para determinar la intención del comprador en una casa de muestra en Australia, para tomar asistencia de empleados de oficina en Indonesia e incluso para controlar la capacidad de atención de los alumnos en China. Un algoritmo de reconocimiento facial se ha convertido en el guardián de los empleos en algunas de las empresas más grandes de Estados Unidos. La tecnología está en uso en al menos 17 aeropuertos estadounidenses, mientras que el gobierno francés está preparando una app para smartphones que requerirá que los ciudadanos inicien sesión con su cara para acceder a una variedad de servicios públicos. China exige un escaneo facial para abrir una línea de teléfono y Huawei comercializa con entusiasmo su tecnología de reconocimiento facial en ciudades de África.

El reconocimiento facial continuaba su expansión sin apenas debate público hasta que los manifestantes de Hong Kong pusieron el tema sobre el tapete.

“Si no ponemos un límite, esta tecnología invasiva se convertirá en una parte omnipresente de nuestras vidas, con efectos devastadores para la libertad humana”, dice Evan Greer, subdirector de Fight for the Future. Los críticos como Greer señalan cuestiones de seguridad de los datos, amenaza a las libertades civiles y pérdida de la privacidad. Los defensores, por su parte, apuntan a la conveniencia y a una mayor seguridad. En definitiva, el reconocimiento facial estará en el centro del debate público en 2020. “Estamos en una encrucijada”, dice Greer, “donde las decisiones políticas que tomamos como sociedad determinarán si la tecnología se usa principalmente para liberar u oprimir”.

11. La era de los emprendedores todopoderosos está llegando a su fin.

La caída de WeWork nos recordó a todos que para tener una empresa se necesita algo más que una buena historia. Scott Galloway, profesor de marketing en la New York University, pronostica una disminución de más del 50% en el valor de los denominados unicornios en 2020 y el fin del reinado de los emprendedores carismáticos. “Las empresas de consumo que fingen ser empresas de software han cambiado las ganancias y los márgenes por la visión y el crecimiento”, dice. Galloway las ha apodado “incineradoras”: empresas que queman efectivo para comprar crecimiento sin ninguna perspectiva de llegar alguna vez a márgenes operativos positivos. “La OPI fallida de Uber fue el disparo de advertencia —y la de WeWork la confirmación— de que los mercados públicos no caerán rendidos ante los fundadores carismáticos y la narrativa inteligente que persuadieron a los inversores privados”, explica Galloway. El capital, predice, recuperará el poder.

12. … pero los inversores no se desenamorarán por completo de los unicornios.

“El relato del estallido de la burbuja es seductor, pero no está respaldado por datos”, argumenta el CEO de CB Insights Anand Sanwal. “Habrá un análisis más exhaustivo de la letra pequeña de las valoraciones que superen los mil millones de dólares, en especial por parte de los trabajadores del sector tecnológico que cargaron con el muerto en WeWork”, explica. Pero simplemente hay demasiado capital para invertir y demasiados sectores necesitados de transformación para que el fenómeno de las empresas unicornio finalice. “El final de la mayoría de las empresas emergentes es el cierre, por eso, sí, se van a financiar algunas empresas inviables. La naturaleza del juego es así”, explica. “Pero es el reducido grupo de compañías que sobrevive el que realmente transformará las cosas”. Con respecto al esperado cambio cultural, Sanwal señala el ejemplo de Travis Kalanick. El polémico fundador de Uber ha levantado 400 millones de dólares de un controvertido inversor para un negocio que plantea los mismos problemas éticos y legales que Uber. “Si eres un fundador que ha generado dinero para otros inversores en el pasado, todavía serás capaz de conseguir la financiación que necesitas”.

13. Surge un nuevo estilo de fundador. 

Los mercados se han percatado del agotamiento generalizado con las compañías construidas sobre retóricas grandilocuentes y valuaciones fantasiosas, y eso abre la puerta a una nueva raza de equinos: las cebras. Jennifer Brandel, fundadora y directora ejecutiva de Hearken, quien además es coautora del manifiesto de las empresas cebra, explica: “Las empresas cebra son startups volcadas a solucionar problemas del mundo a partir de negocios sustentables y rentables que crecen a un ritmo razonable, y que se niegan a participar en las habituales rondas de financiamiento y crecimiento desmedido. Estas empresas tienen valores más allá del ‘crecer rápido y vender’”, dice. Los fundadores de las empresas cebra, por lo general, son mujeres y emprendedores pertenecientes a minorías que durante años fueron excluidos del modelo de capital de riesgo y ahora simplemente dicen que no están interesados en formar parte de él. No son emprendedores en serie que buscan vender sus compañías a la primera de cambio para sacar provecho de las acciones. “Los unicornios son las mayores organizaciones sin fines de lucro de la historia”, dice Brandel. “Se están empezando a caer las vendas de los ojos”.

14. Es posible que los gobiernos tengan que tratar el tema del reciclaje profesional como lo hicieron con la educación primaria y secundaria.

Hemos estado años calculando cuántos de nuestros empleos pasarán a manos de robots. Ha llegado la hora de pensar en cómo prosperarán las personas en esta nueva realidad y cuáles son los aspectos básicos del reciclaje profesional constante de la mano de obra. “Hay tres opciones”, dice Jason Wingard, decano de la Escuela de Estudios Profesionales de la Universidad de Columbia: “Que los trabajadores se las arreglen como contratistas, que las empresas inviertan en mantener a sus empleados en sus puestos y al día… o que los gobiernos se hagan cargo de la situación”.

“Tenemos que hacernos una pregunta importante: ¿es responsabilidad nuestra asegurarnos de que la sociedad esté preparada?”, cuestiona Wingard. Para preparar a los trabajadores para la Era Industrial, los países desarrollaron la infraestructura de la educación primaria y secundaria. Ahora, posiblemente los gobiernos deban hacer algo similar con la educación adulta. El decano está estudiando esta opción. “Necesitamos algo similar a lo que solía ser la educación terciaria, pero que prepare a las personas de forma continua”, agrega Wingard. “Si tú, como ciudadano, pagas tus impuestos y quieres desarrollarte y adquirir nuevas aptitudes, deberías tener la posibilidad de hacerlo, presumiblemente de manera gratuita, y eso debería convertirte en una mejor pieza del mercado laboral”.

“Es una cuestión de soberanía y competitividad”, señala. Las personas y las empresas pueden cruzar las fronteras para encontrar candidatos u oportunidades; sin embargo, los países se quedan atrás.

15. 2020 será el año en que los humanos seremos “más humanos”.

Cada día, más tareas repetitivas se automatizarán y los humanos tendremos que descubrir qué hacer con nuestra “humanidad” en el trabajo. “El próximo año será clave porque necesitaremos más herramientas para re-humanizarnos y, al mismo tiempo, aprovechar mejor los recursos de las empresas y lograr más satisfacción”, dice Leo Piccioli, escritor y speaker sobre liderazgo. Como consecuencia, vamos a tener que prepararnos para ser cada día más creativos, empáticos, pensar estratégicamente, romper jerarquías, conversar, trabajar en equipo y resolver problemas. “Las compañías que incorporen esta tendencia como parte de su estrategia tendrán más chances de éxito. Quienes ayuden a otras empresas a hacerlo, aún más. En América Latina, la oportunidad y el riesgo son mayores: dar un enorme salto desde empresas, sindicatos y gobiernos, o sufrir año a año como la rana hervida”.

16. … por eso la competencia más importante será “learnability”.

Como muchos de los trabajos que existen hoy van a desaparecer en los próximos años, a la vez que se crearán nuevos puestos para los que todavía no existen carreras, “nuestro éxito va a depender cada vez menos de títulos universitarios y más del continuo desarrollo de habilidades”, dice Mónica Flores, presidenta de Manpower Latinoamérica. Por lo tanto, la competencia más importante del próximo año será “learnability”. “Tener el deseo y la capacidad de aprender nuevas habilidades para permanecer empleable y competitivo durante largos períodos”, explica Flores. “Las personas con learnability serán las que tomen las decisiones sobre cómo y dónde quieren trabajar, mientras que los otros estarán en mayor riesgo de ser dejados atrás. El aprendizaje será esencial y encontrar el equilibrio adecuado entre tecnología y talento es humanamente posible”, destaca la ejecutiva.

17. Los reguladores atacarán a las “Big Tech” desde nuevos frentes. 

“Deberíamos estar viviendo en la era de la innovación, con sectores de rápido crecimiento atrayendo a cientos de nuevas empresas. Pero no es así”, dice el profesor de marketing de NYU Scott Galloway. “Durante la administración Carter se formaron el doble de empresas emergentes de las que se están formando hoy en día”, señala. “Y el motivo es que los sectores de mayor crecimiento de nuestra economía —hardware, redes sociales, motores de búsqueda, comercio electrónico— están controlados por una o dos empresas”. “Una acción antimonopolio podría abordar eso”, dice Galloway. “Ese proceso comenzará en Europa”, agrega, “mientras que las Big Tech conservan sus amistades en Washington D.C”. Testigo de esto es el intento de Francia de fijar un impuesto a los grandes ingresos para empresas de tecnología, que recibió amenazas de represalias en los aranceles por parte de Estados Unidos.

Desde Londres, Azeem Azhar también ve venir la regulación, pero de manera desordenada: “No creo que sea coherente, es algo más bien ansioso, lo cual es un buen comienzo”.

En Estados Unidos, las ciudades y los estados están liderando la acusación antimonopolio. En 2020, serán las pequeñas empresas las que alcen la voz. Estas organizaciones se han visto obligadas a usar Google, Amazon y Facebook para llegar a sus clientes. Los mismos gigantes tecnológicos que han sido acusados de debilitar a los competidores más vulnerables  alterando los algoritmos de búsqueda y reduciendo su tráfico web. “El mero tamaño de esas empresas, junto con la dominante integración de estas plataformas… genera preguntas que deberían preocuparle a cualquiera que le interese el acceso al mercado, la privacidad de los datos, el desarrollo de las pequeñas empresas, las iniciativas empresariales y la innovación”, dijo Nydia Velázquez, presidenta de la Comisión de Pequeñas Empresas en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, en una declaración en noviembre.

18. El mundo se enfrenta a una escasez global de enfermeras. 

Los países de todo el mundo están luchando contra una falta de proveedores de servicios de salud —se proyecta que el déficit ascenderá a 18 millones de trabajadores en los próximos 10 años, y la mitad de las vacantes corresponden a enfermeras y parteras, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)—. La necesidad es particularmente aguda en los países de bajos y medianos ingresos. La OMS decidió llamar al 2020 el Año de la Enfermera y la Partera.

La OMS está planificando una campaña importante para promover la educación, la formación y el apoyo en el lugar de trabajo para las enfermeras, un esfuerzo que va más allá de llenar el vacío de una profesión fundamental. “Dado que el 70% de los trabajadores de la salud a nivel mundial son mujeres, los empleos para los trabajadores de la salud son empleos para mujeres”, dice el director general de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Por lo tanto, en otras palabras, invertir en trabajadores de la salud genera un triple beneficio: para la salud, para el crecimiento económico y para la igualdad de género”.

19. Habrá más personalización para poder obtener mayor “engagement” de empresas y colaboradores.

“El próximo año será el de las experiencias personalizadas para clientes y colaboradores. Empezaremos a ver estrategias de Recursos Humanos orientadas a la flexibilidad inteligente. Aunque el objetivo sigue siendo el engagement total del colaborador, el entendimiento cambia: cada uno es diferente, tiene motivadores y necesidades distintas”, dice la career coach y fundadora de la consultoría mexicana kandidaat, Samantha Magadán. Para la ejecutiva, cada vez más compañías adoptarán modelos de trabajo, liderazgo, colaboración, jornadas y reconocimiento ad hoc al individuo. “A nivel cultural, esto nos habla de la necesidad personal que tenemos de sentirnos reconocidos, entendidos y de conectar de forma más profunda con nuestro trabajo y con nuestra experiencia de compra”.

20. Vamos a cuestionar el valor del trabajo en sí.

Una idea central conecta la creciente atención que se le está dando al trabajo flexible, la semana de cuatro días, la salud mental en el trabajo y otras tendencias que están surgiendo dentro del ámbito laboral: quizás el trabajo sea un fraude. Europa siempre ha tenido sus dudas, pero incluso las naciones más obsesionadas con el trabajo ahora se están cuestionando la cultura del “siempre disponibles”. La élite de Estados Unidos ha comenzado a hacer planes para jubilarse antes, mientras que los trabajadores chinos están comenzando a rebelarse contra el modelo 9-9-6 (trabajar de 9 a 21, seis días a la semana). “Esta generación se preocupa por lo que le ofrece el ámbito laboral y lo que ofrece el resto de las áreas de su vida”, indica Glenn Kelman, CEO de Redfin. Los líderes deben adaptarse si esperan atraer y conservar a los mejores empleados.

Kelman tiene sentimientos encontrados con respecto a este cambio. El ejecutivo proviene de la cultura “de la bolsa de dormir debajo del escritorio” de Silicon Valley. “Esta obsesión con la productividad, el crecimiento y la competitividad incitó a las nuevas generaciones a demostrar su entereza trabajando todo el tiempo”, dice. Podía ser destructiva, pero también producía resultados, tanto para las personas como para los países. Ese hambre se ha saciado. “En parte por los frutos de la riqueza, y en parte por un escepticismo de raíces cada vez más profundas hacia el capitalismo”, agrega. “Tenemos que hacer que el capitalismo funcione mejor si queremos que las personas trabajen duro”. O quizás nuestros valores están evolucionando, y está bien que así sea. “Somos menos materialistas, eso no puede tener nada de malo, ¿no?”.