El diputado del PT, José Juan Espinosa, tras su despido como Presidente de la mesa directiva a votación de diputados locales por sus malos actos, le siguen cayendo baldes de agua fría.

JJ llegó a un punto sin retorno, alcanzar una riqueza ilícita, hasta cierto punto inexplicable, gracias a los ex gobernadores Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso, quienes lo acobijaron, le prometieron y después de su sorpresivamente muerte, lo dejaron  como el perro de las dos tortas.

Su avaricia al poder le fue sacando su lado más obscuro, perverso, indisciplinado, cínico como aquella vez que clamaba sangre a la entrada del Hotel M&M exigiendo cabezas de quién sabe quién por las infames elecciones del 2018.

A partir de ahí, la imagen de JJ fue en picada, empezó a chantajear, amenazar, dar golpes bajos, para llegar hoy a tener acumulados un número de problemas graves, que tendrá que aclarar ante los dirigentes de Morena.

Porque mientras Miguel Barbosa representaba en campaña a toda la coalición Juntos Haremos Historia, él se hacía amigos de panistas y del mismo Enrique Cárdenas.

Y hoy día que se le descubrieron sus fechorías, provocando que se le diera la espalda, no le quedó de otra que lanzar desafíos, especialmente uno y contra dos gobernadores: el interino y el virtual electo.